miércoles, 3 de noviembre de 2010

UNA TRANSFORMACIÓN INOPERANTE.

Una vez por mes, el arquitecto Ramallo se convertía en el señor Aldo Villar y éste en el arquitecto Ramallo.
Mientras duraba el hechizo, ninguno recordaba su estado habitual. Y luego, tampoco recoradban haber sido hechizados.
Sus mujeres y amigos jamás advirtieron que algo muy extraño ocurría. Lo que existe y no se percíbe, bien podría no existir.

No hay comentarios:

Publicar un comentario